La administración de Javier Milei avanza en su política de despegue del legado peronista, especialmente del kirchnerismo, a través de cambios en la denominación de edificios públicos. Esta estrategia, conocida como “deskirchnerización”, busca distanciarse de las connotaciones negativas asociadas con los gobiernos peronistas de las últimas décadas. El cambio de nombre del Centro Cultural Kirchner por Palacio Libertad es el último paso en esta campaña que ha incluido también modificaciones en otros edificios emblemáticos como la Casa Patria Grande, ahora rebautizada como Casa Patria Libertad.
El objetivo de esta “batalla cultural”, como la denominan en círculos cercanos al presidente Milei, es eliminar cualquier vestigio de la era kirchnerista en la esfera pública. Este movimiento se ha extendido a otras instituciones, como el retiro del busto de Néstor Kirchner del Senado por parte de la vicepresidente Victoria Villarruel y el cambio de denominación del Salón de las Mujeres por Salón de los Próceres.
El cambio de nombres y símbolos no solo busca borrar la presencia del kirchnerismo en la memoria colectiva, sino también realzar figuras y eventos considerados más afines a la ideología de la actual administración. El rebautizo del Salón de los Pueblos Originarios como “Héroes de Malvinas” es un claro ejemplo de esta estrategia.
Sin embargo, estos cambios no están exentos de controversia y desafíos legales. Muchos de los edificios públicos fueron nombrados mediante leyes que requieren una nueva legislación para ser modificadas. El proceso de cambiar el nombre del Palacio Libertad, por ejemplo, aún está en sus primeras etapas y se desconoce el mecanismo legal que se utilizará.
La “desdeskirchnerización” también ha llevado a la remoción de símbolos físicos, como la estatua de Néstor Kirchner que adornaba el hall central del Centro Cultural Kirchner, la cual fue trasladada a Quilmes días antes de la asunción de Milei.