Ayer, un acontecimiento largamente esperado se hizo realidad en las localidades de Mosconi y Tartagal: el agua potable volvió a fluir por las cañerías, marcando el fin de una crisis hídrica que se había prolongado durante 26 años. Con la alegría desbordante de los vecinos, el evento fue recibido como un logro histórico, tras años de postergaciones que dejaron a miles de ciudadanos sin acceso al servicio básico en una región donde el calor extremo agrava la falta de agua.

El gobernador Gustavo Sáenz encabezó el acto y fue destacado por los vecinos, quienes recordaron que, a pesar de los gobiernos anteriores, fue su administración la que logró concretar la solución a esta problemática. “Pasaron Ulloa, Romero, Urtubey, hasta que llegó Gustavo y resolvió lo que nos atormentaba y humillaba”, señaló un vecino en medio de las celebraciones, mientras muchas personas se mojaban con el agua en señal de alivio y alegría.

Las obras necesarias incluyeron la reperfilación del dique El Limón, el dragado parcial del río Itiyuro y la construcción de una cisterna distribuidora. Todo esto permitió que, finalmente, el agua volviera a las cañerías, eliminando el líquido contaminado que, durante años, hizo sufrir a la población. La reactivación del servicio no solo calma la sed de años, sino que también mejora notablemente la situación sanitaria, especialmente durante los meses más calurosos.

Sáenz, visiblemente emocionado, compartió la alegría de los habitantes y destacó el esfuerzo de su gobierno para cumplir con un compromiso clave para el bienestar de la región, superando las restricciones presupuestarias. “Hoy, sus vidas serán diferentes”, afirmó, en referencia al impacto transformador que tendrá el agua potable en la salud y calidad de vida de los vecinos.