El baipás creado por Favaloro cumplió 57 años

En Estados Unidos René Favaloro ya era prestigioso en el mundo de la ciencia médica, a raíz de su invención del baipás aortocoronario, técnica revolucionaria que permite salvar miles de vidas, considerada uno de los cuatrocientos inventos más importantes de la historia de la humanidad, que él probó con éxito un 9 de mayo como hoy, en 1967. Podría haber seguido allá, con la certeza que tendría financiamiento para continuar sus investigaciones. Pero eligió volver a la Argentina. Un gesto de humildad y amor a su país que, a la postre, resultó fatal: su decisión de que su fundación no pagaría coimas a funcionarios y sindicalistas lo empujó al suicidio, el 29 de julio de 2000.

Favaloro regresó a la Argentina en junio de 1971. “Voy a dedicar el último tercio de mi vida a levantar un Departamento de Cirugía Torácica y Cardiovascular en Buenos Aires. En este momento en particular, las circunstancias indican que soy el único con la posibilidad de hacerlo”, le escribió a Donald B. Effler, jefe de cirugía cardiovascular de la Cleveland Clinic. En esa clínica el cardiocirujano argentino había desarrollado con éxito el baipás, luego de que otros colegas hubieran fracasado en sucesivos intentos de lograr otras técnicas.

“Ese Departamento -le detallaba a Effler- estará dedicado, además de a la asistencia médica, a la educación de posgrado con residentes y fellows, a cursos de posgrado en Buenos Aires y en las ciudades más importantes del país, y a la investigación clínica”.

René Gerónimo había nacido el12dejuliode1923enLa Plata y allí se recibió de médico. También allí tuvo su primera diferencia con la clase política. Durante dos años hizo la residencia en el Hospital Policlínico, al recibirse se incorporó como médico interino y sus méritos lo habilitaban para ser titular. Era 1949, primer gobierno de Juan Domingo Perón, que había impuesto la adhesión de los agentes estatales a su partido. Al completar la ficha laboral, debía agregar una aceptación expresa de la doctrina del gobierno. “Lo voy a pensar”, contestó al jefe de personal. Y no aceptó el puesto.

Médico rural y eminencia mundial

En 1952 fue a cubrir por unos meses el puesto de médico en el pueblo de Jacinto Aráuz, La Pampa. Al final, se quedó doce años. En 1962 viajó a Estados Unidos para especializarse en cirugías torácicas. También preveía una estadía corta allá, pero se quedó casi diez años. Una vez que regresó, ya como inventor del baipás, organizó la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular en el Sanatorio Güemes, además de cursos de posgrado, mientras con su equipo de trabajo participaba en investigaciones clínicas.

En 1975 inauguró la Fundación Favaloro. Desde entonces “debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno”, le escribió en una carta el eminente cardiólogo al entonces presidente de la Nación Fernando de la Rúa, en julio de 2000, para pedirle auxilio para su fundación, en crisis financiera.

Además se quejaba de “las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno! Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica”. “Lo mismo ocurre con el PAMI (…), tiene una vieja deuda con nosotros; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían”, le señaló al presidente. “Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata. Me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. A esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer”, le avisó. Poco después se quitó la vida de un disparo al corazón.