El Papa Francisco, en un gesto de profunda reverencia, realizó una visita discreta a la Iglesia de San Agustín en Roma en la víspera del 28 de agosto, día en que la Iglesia Católica conmemora la solemnidad de uno de sus santos más influyentes. San Agustín, conocido como uno de los pilares de la doctrina católica y patrono de Roma, es recordado anualmente con especial devoción, siendo esta una fecha clave para la orden agustina.

La visita del Santo Padre no pasó desapercibida. Según informó la Oficina de Prensa del Vaticano, Francisco se detuvo en oración en la capilla donde descansan los restos de Santa Mónica, madre de San Agustín. Santa Mónica es ampliamente venerada como un símbolo de conversión, siendo su ferviente fe la que impulsó a su hijo a abrazar el cristianismo. Durante su tiempo en el templo, el Papa también saludó a los frailes, monjas y peregrinos que se encontraban presentes.

Este gesto del Papa Francisco subraya la importancia de San Agustín en la historia de la Iglesia y su influencia global, especialmente a través de la labor educadora de la orden agustina, que mantiene una presencia significativa en América Latina y en otras partes del mundo. Con esta visita, el Papa no solo rinde homenaje a un santo de gran relevancia, sino que también reafirma el legado espiritual y educativo que continúa inspirando a millones de fieles alrededor del planeta.