En una manifestación de fe y devoción, la comunidad de Renca celebró este viernes el 260 aniversario del Divino Señor de Renca, marcando así el día más significativo del año para esta localidad. La jornada estuvo marcada por una emotiva ceremonia religiosa, presidida por el obispo de San Luis, Gabriel Barba, que contó con la presencia destacada de la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, y el gobernador Claudio Poggi.

Desde tempranas horas de la mañana, miles de fieles provenientes tanto de San Luis como de otras provincias argentinas y, en un gesto de hermandad, peregrinos de Chile, se congregaron en Renca para participar en la misa central, que inició alrededor de las 11:00 horas. La plaza central se convirtió en el epicentro de la celebración, rodeada de puestos de emprendedores locales que ofrecían productos como tortitas y café, dando un toque especial a la ocasión.

La presencia gubernamental no pasó desapercibida, con la asistencia del gobernador Claudio Poggi y la vicepresidenta Victoria Villarruel, quienes llegaron temprano para compartir con los devotos. Poggi destacó el significado de la visita de Villarruel a la provincia para una celebración tan importante, resaltando el cariño y afecto de los ciudadanos hacia los visitantes. Por su parte, la vicepresidenta se unió a las oraciones en honor al Santo, pidiendo por la protección de la República Argentina y por el bienestar de todos los ciudadanos.

Entre los fieles, historias de devoción y gratitud se entrelazaban, como la de Lucía, quien viajó 120 kilómetros desde Villa Dolores junto a su familia para participar en la celebración. Para ella, esta tradición es un legado familiar que perdura en el tiempo, un momento para expresar gratitud y pedir por las necesidades del país y de sus seres queridos.