La comunidad salteña está conmocionada por la muerte de Samira Laguna, una joven de 30 años que luchaba contra el cáncer y falleció el pasado 4 de enero. Su padre, José Laguna, denunció públicamente que la oncóloga a cargo de su tratamiento en el Hospital Materno Infantil de Salta no le brindó la atención necesaria en un momento crítico de su enfermedad.
En sus declaraciones, José relató que su hija estaba recibiendo quimioterapia y que, al no recibir la asistencia médica requerida, su salud se deterioró rápidamente, llevándola a un desenlace fatal. Las palabras de la familia han generado indignación y un pedido de justicia en redes sociales, donde cientos de personas exigen mejoras en el sistema de atención médica pública, especialmente para pacientes con enfermedades graves.
Samira, quien deja un niño pequeño, se convierte en símbolo de una problemática que preocupa profundamente a la sociedad. La trágica pérdida ha impulsado el debate sobre la calidad de atención en los hospitales públicos y la responsabilidad de los profesionales de la salud en estos casos.