En una noche fatídica hace 27 años, la vida de Edgardo Aló cambió para siempre. Su hija, Carolina Aló, de tan solo 17 años, fue brutalmente asesinada por su novio, Fabián Tablado, quien la apuñaló 113 veces en un acto de violencia extrema. Este caso, uno de los más impactantes en la historia criminal de Argentina, ha dejado una cicatriz imborrable en la familia Aló y ha desencadenado una lucha incansable por la justicia y la prevención de la violencia de género.

Tras el terrible crimen, Tablado fue condenado a 24 años de prisión por homicidio simple, una sentencia que resultó insuficiente para reflejar la gravedad del femicidio. A pesar de haber cumplido su condena, Tablado continúa siendo una amenaza para la familia de la víctima, lo que ha llevado a la prórroga de medidas de protección, como una perimetral que le impide acercarse a menos de 300 kilómetros de Edgardo Aló.

Edgardo Aló padre de Carolina.

La historia de Carolina y Tablado comenzó cuando ella tenía tan solo 15 años. A pesar de las señales de violencia y abuso que comenzaron a emerger en la relación, la falta de conciencia sobre el femicidio en aquel entonces impidió una intervención adecuada. Incluso después de su trágica muerte, las consecuencias del crimen continúan persiguiendo a la familia Aló, con Tablado mostrando patrones de violencia incluso después de su liberación.

La lucha de Edgardo Aló por obtener justicia ha sido ardua y dolorosa. A pesar de enfrentarse a un sistema judicial que a menudo falló en proteger a las víctimas de violencia de género, Aló ha perseverado, estableciendo la Fundación Carolina Aló para crear conciencia sobre el femicidio y brindar apoyo a las víctimas. Su incansable búsqueda de justicia dio lugar a cambios legislativos, como la instauración del “Día de la Prevención de la Violencia en el Noviazgo”.