Una histórica tormenta invernal, provocada por un vórtice polar que se desplazó hacia el sur, causó estragos en el norte y este de Estados Unidos el lunes 6 de enero. La nevada masiva y las temperaturas gélidas dejaron un panorama desolador, afectando desde el medio oeste hasta la costa este del país.
Kentucky fue uno de los estados más golpeados, donde las fuertes nevadas y el hielo derribaron árboles, provocando cortes de energía generalizados. En el condado de Magoffin, aproximadamente la mitad de los residentes quedaron sin electricidad. Aunque los trabajos de restauración avanzan, para el mediodía del lunes, aún el 20% de los clientes permanecían sin servicio eléctrico.
Además de los apagones, las autoridades alertaron sobre el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono, debido a sistemas de calefacción defectuosos, y el peligro de hipotermia por la exposición prolongada al frío extremo. En regiones del sur, donde las infraestructuras no están preparadas para bajas temperaturas, las tuberías congeladas representan un grave problema.
A esta situación se suman los riesgos para los vehículos eléctricos, cuyas baterías se ven afectadas por el frío, reduciendo su autonomía y aumentando el riesgo de que los conductores queden varados. Las autoridades instan a la población a mantenerse en sus hogares y extremar las precauciones mientras persisten las condiciones climáticas extremas.